Serénate
Serénate, no disimules el asedio, que en tu lecho yacen
dalias, que la aurora luce azorada cuando la tarde lame arrullos
incandescentes, cuando el fuego que penetra en los pudores
nos sonsaca caricias afines, es que no discrepamos
en el tono de la censura… Cuanta semejanza la que nos cubre,
que no se nos ocurre dormitar en el cuello de las nubes.
Serénate, que en los musgos que fecundan insomnio
conveniré el nido que nos resguarde del frío,
que el verano parece desnudo, nos ha acogido el gemido
soberano de una hoja de marfil… Que se atavío de gala
y de euforia febril.
Serénate, tú que de azahares portentosa mi amada,
¡Ah! Tu trino viajero en mi oído se ha ensañado lisonjero,
es que eres colibrí perlado, mi ensueño anhelado,
el rubor anidado en la vega de tus labios…
Serénate, aquí donde se ha tornado la vid del suspiro.
Serénate, que me convierto en estanque, que te propongo
tantos instantes de lontananza, que no nos cohibimos
para hacerle frente a la luna, aunque difunda
cuanto nos amamos, aunque en la geografía de tu espalda
el océano se pose salvaguardado, amapola tranquila
de un torreón azafranado, te tienen mis brazos de ocaso.
Dedicado a María(Iriam) con todo mi amor.
Te amo con toda mi alma vida mía.