
Hay sábados a los que les atañe;
que los espantapájaros puedan ser el dormir
desentonado de los muchos ruidos del mundo,
y yo más negro, que las pocas gargantas de la noche
que se beben en popote las mechas de un entorno
cualquiera... no sé si el mío, no sé si el mío.
Hay sábados que no soy ni estribillo,
y me quedan las orejas repletas de quejas torcidas.
Hay sábados, muchos sábados donde nadie
me arresta, ni siquiera para robar...
algo de mí.
Pero hay hadas con nombre, de pocas letras,
que tienen el corazón más grande que los milagros,
hay sábados que pueden estallar... ahora,
y domingos que me atañen, por la esperanza
que queda en la jaula de la luna.
Pero hay hadas con nombre, de pocas letras,
que tienen el corazón más grande...
que los milagros.
que los espantapájaros puedan ser el dormir
desentonado de los muchos ruidos del mundo,
y yo más negro, que las pocas gargantas de la noche
que se beben en popote las mechas de un entorno
cualquiera... no sé si el mío, no sé si el mío.
Hay sábados que no soy ni estribillo,
y me quedan las orejas repletas de quejas torcidas.
Hay sábados, muchos sábados donde nadie
me arresta, ni siquiera para robar...
algo de mí.
Pero hay hadas con nombre, de pocas letras,
que tienen el corazón más grande que los milagros,
hay sábados que pueden estallar... ahora,
y domingos que me atañen, por la esperanza
que queda en la jaula de la luna.
Pero hay hadas con nombre, de pocas letras,
que tienen el corazón más grande...
que los milagros.
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