
Talones de lino al ademán fugaz de una falda
ansiosa que recoge el color del universo,
en las trenzas de un sábado descalzo e invidente,
que oscila tenue en lo gitano…
Es una cesta que trae el aire para reunir
manzanas con risa de trigo
y apariencia de pies rozagantes
con listones oceánicos, tan silentes,
tan silentes en la costura de una flor,
en la silueta de un ciprés mimado
por el sol en época veraniega.
Sandalias de plata, en maletas consteladas
por un ramillete de luceros,
que se van al cielo todas las noches…
Y tú tan colgada de tu sueño,
en un viaje supongo yo…
Al nido de los cuerpos celestes.
Tú que tienes mejillas talladas
por el artesano de la luna.
Talones anónimos, entrañables
e ibéricos, talones de lino…
Manos sutiles viajeras, como voladas,
como transeúntes olas por las huellas
suaves del infinito.
Talones de lino, mejillas talladas
por el artesano de la luna…
¡Ah!... Mujer un candor subliminal,
candor de candores veraniegos.
¡Ah!... Tú.
ansiosa que recoge el color del universo,
en las trenzas de un sábado descalzo e invidente,
que oscila tenue en lo gitano…
Es una cesta que trae el aire para reunir
manzanas con risa de trigo
y apariencia de pies rozagantes
con listones oceánicos, tan silentes,
tan silentes en la costura de una flor,
en la silueta de un ciprés mimado
por el sol en época veraniega.
Sandalias de plata, en maletas consteladas
por un ramillete de luceros,
que se van al cielo todas las noches…
Y tú tan colgada de tu sueño,
en un viaje supongo yo…
Al nido de los cuerpos celestes.
Tú que tienes mejillas talladas
por el artesano de la luna.
Talones anónimos, entrañables
e ibéricos, talones de lino…
Manos sutiles viajeras, como voladas,
como transeúntes olas por las huellas
suaves del infinito.
Talones de lino, mejillas talladas
por el artesano de la luna…
¡Ah!... Mujer un candor subliminal,
candor de candores veraniegos.
¡Ah!... Tú.
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